jueves, 29 de octubre de 2015

Historia Perfecta

Señores pasajeros, por favor, tomen asiento. No olviden abrochar sus cinturones y presten atención a las indicaciones de seguridad. Les recordamos…

Dios, siempre la misma verborrea. ¿Por qué tendré que viajar tanto? O bueno, más bien ¿por qué no pueden variar, aunque sea un poquito? Sólo con meter por ahí en medio un “y si no lo haces, cuando el avión pierda un motor y se raje el casco serás el primero en irte” ya conseguirían la atención de todo el mundo. Bueno, quizás de ese hombre de ahí no, que ya está en el quinto sueño. Y ahora que veo cómo aquel otro agarra el reposabrazos quizás no sea tan buena idea… Pero, ya me entiendes, un poquito más de acción por ahí, aunque sea algún dato curioso sobre aviones. Si es que no tienen imaginación… Ni imaginación ni ganas.

Y, hablando de imaginación, esa montaña le tiene un aire al Monte del Destino. Ah, ese mundo sí que está lleno de imaginación. Fantasía y acción, buena combinación. Y ahora una rima y todo, si es que estoy on fire… Uy, y esa nube se parece al castillo de Hogwarts. Qué tiempos aquellos… Y también era un mundo fantástico, ¿qué tendrá la fantasía que tanto gusta? Nos hace explorar nuevos mundos, conocer cosas que de otra manera nos sería imposible…

¡Casi se me pasa! Esa de ahí tiene toda la pinta de ser una catedral. ¡Ah! La Catedral del Mar, cuánto tiempo… Y qué manera de pasar de lo fantástico a lo histórico, pero bueno, cada uno tiene su encanto. Ay, y esa otra de allá tiene forma de final inesperado. No me preguntes cómo lo sé, pero me recuerda a un final de esos en los que toda la historia que tenías construida en tu mente da un vuelco inesperado. Me encanta cuando hacen eso, me encanta no poder predecir qué va a pasar cuando pase la siguiente hoja y quedarme anonadado tras hacerlo.

Anda, esa chica que está ahí sentada tiene toda la pinta de la Lisbeth Salander que tengo yo en mi cabeza. Ya no sé si querrá parecerlo aposta o será una mera coincidencia... Y, hablando de ella, no me gustó nada cómo la caracterizaron en la película y eso que fueron bastante fieles, pero es que cuando tu imaginación decide que un personaje va a ser de una forma… Ve tú e intenta convencerla de lo contrario. De hecho, volviendo otra vez al mundo de Hogwarts, siempre me imaginé que la profesora Trelawney de adivinación se llamaba ‘Trenalowey’. Así, con toda mi cara, y por mucho que la llamasen de forma distinta en las películas así se quedó para siempre.

Señores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Londres. Permanezcan sentados y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión…

Vaya, ya hemos llegado. De vuelta a la realidad otra vez. Y encima me ha entrado mono de leer. A ver si en el aeropuerto encuentro algo que comprar y me paso la vuelta entretenido.


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