Acercándose al bosque,
el caballo recorría los últimos metros al galope. La mujer guerrera huía del Caballero
de Garrote que la perseguía por orden del Hombre de Dios y sus súbditos. De
repente, descabalgó y con los brazos en jarras…
-¡Para ya!
Con una furiosa mirada, se encaró
valientemente…
-¡Basta! ¡Te he dicho que pares!
-¿Perdona? ¿Hablas conmigo?
-¿Eres tú el que está escribiendo esta bazofia? Pues sí,
hablo contigo.
-¿Cómo te atreves…?
-¿Qué cómo me atrevo? ¿Cuántos cuentos has empezado con una
protagonista femenina en un bosque? ¿Es una obsesión o qué? ¡Tío, vives en la
playa! Por favor, mira por la ventana y cambia de escenario.
Por la desierta playa, cruza al galope un
bello caballo blanco…
-¡No!
-¿Por qué?
-Déjalo, aunque te lo explique no lo entenderás. Habla de
otra cosa que no sean caballos y doncellas con fuerte personalidad.
-¿Cómo por ejemplo?
-No sé, sobre el diablo. “El progenitor hermafrodita y los
hijos esclavos”, podría ser el título.
-Prefiero escribir sobre mujeres, caballos y hadas.
-Tú mismo, pero no conseguirás que te lean.
-Quizás tengas razón. Tal vez debería cambiar de género. Por
ejemplo podría hablar sobre:
El sol que se oculta entre los árboles, mientras el viajero solitario
observa la caída desde la torre de la trenza, sabiendo que se ha ganado una
bronca por llegar tarde.
-No has cambiado de género, sigue siendo fantasía y el
estilo es horrible.
-No necesariamente…
-Intenta algo diferente para desbloquearte, algo que no
tenga que ver con lo que sueles escribir, que te resulte difícil imaginar.
-Lo intentaré, ¿qué te parece esto?
Desde lo alto de la montaña el mago gritaba
sus conjuros al viento, pero el sonido no alcanzaba a las personas del valle.
-¿Sabes? La definición de locura es seguir haciendo las
mismas cosas, esperando resultados diferentes. ¿No te das cuenta?
-Creo que estás confundida. A la gente le gustan las
historias fantásticas que no ocurren en planos de la realidad que les rodea.
Historias que los llevan a sitios salvajes y mágicos donde vivir asombrosas y
maravillosas aventuras; y así, evadirse de sus problemas cotidianos que…
-¡Me aburres, me voy! Mira, allí se abre un quiosco; iré a
comprarme la revista, El jueves, y a renegar de lo poco que molan, ahora, sus
censurados chistes.
Mis cartas y las frases que les acompañan:
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Cartas ocultas:
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Caballo de oros: El caballo recorría los últimos metros al galope
El diablo: El progenitor hermafrodita y los hijos esclavos.
El carro: Se abre un quiosco.
Caballo de bastos: Caballero de garrote.
Reina de espadas: La mujer guerrera.
El papa: El hombre de dios y sus súbditos.
El juicio: El sonido no alcanza a las personas.
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El loco: El viajero solitario.
El sol: Se oculta entre los árboles.
La torre: La caída desde la torre.
La papisa: Bronca por llegar tarde.
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Me parece original la forma en que has desarrollado el ejercicio. Yo me he sentido tan encorsetada con las frases que no he sido capaz de acabarlo (encorsetada y falta de imaginación, tampoco hay que echarle toda la culpa a las frases, jejeje). Pero lo dicho, me ha gustado como lo has planteado.
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