domingo, 1 de diciembre de 2013

El Rey de España, colega mío

Este relato es de Alfredo, que no podía subirlo desde su cuenta.


Como siempre, nos habíamos sentado en la mesa del comedor con la tele puesta de fondo. La carne estaba quizás demasiado hecha, pero no dejaba de ser más de lo que se puede esperar cuando compartes piso en la universidad. En uno de esos silencios en los que todos tenemos la boca  llena, Jorge tragó y se dirigió  a nosotros.

-¿No os he contado nunca cuando conocí al Rey?

Edu levantó la vista del plato al instante y respondió sin reparar en si había terminado de masticar o no. 

-Los huevos del Rey has conocido tú, no te jode...

Jorge esbozó una sonrisa y continuó con su historieta. 

-Sí, a Juan Carlos. Cuando era más pequeño gané un concurso de dibujo y me pagaron unos días en Madrid para ir a verlo...

Se detuvo para observar nuestra reacción. Yo le miraba con cara de “a mí no me la cuelas” mientras negaba levemente con la cabeza. A Jorge le gusta tomar el pelo a la gente y yo no pensaba caer en la trampa tan fácilmente. Mientras, Edu, que ya tenía preparado el tenedor con otro desmesurado trozo de carne ensartado en él, le preguntó con falsa curiosidad:

 -Si venga, ¿y qué dibujaste?

Jorge, como si ya tuviese la respuesta preparada de antemano aguardando esa pregunta, respondió al instante.

 -Pues dibujé un cómic en el que el Rey era Superman y lanzaba rayos a unos delincuentes que querían manipular la Constitución...- Rió.

-No me creéis, ¿verdad?

Por algún motivo su cara reflejaba la satisfacción de alguien que se estaba saliendo con la suya, y desde luego, si su intención era que nos creyésemos esa historia, no lo estaba consiguiendo... eso me desconcertó. 

-Pues comprenderás que de primeras suena a bola que te cagas.

Haciendo caso omiso a las acusaciones, Jorge continuó narrando su historieta. 

-¿A que no sabéis qué me dijo cuando hablé con él?- Rió de nuevo. Se lo estaba pasando en grande.

-Me da igual lo que te dijese porque eres un capullo y te lo estás inventando.

Edu no pensaba dar su brazo a torcer, aunque desde luego parecía divertirse escuchando lo que Jorge nos iba contando. La escena estaba resultando divertida a fin de cuentas.

-Pues va el tío (el Rey) y después de estar esperando varias horas para la audiencia, imagínate lo nervioso que estaba yo que tenía... ¿cuantos? ¿trece años?, bueno pues eso, ahí estaba yo, con otros chavales más que también habían ganado, y cuando me tocó el turno le dí el dibujo y se quedó mirándolo un rato para luego decirme...¿esto lo has plastificado tú? ¡Menudo tío! Ni se había parado a leer lo de dentro... ¿como os quedáis?

He de reconocer que al final acabe soltando una carcajada, aunque no sabría decir si fue porque la anécdota que Jorge nos acababa de contar me pareció graciosa después de todo o porque no supe adivinar si sucedió de verdad o no.




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