¿Qué
es para mí la literatura?
¿Qué
tipo de cuentos me gustaría escribir?
La literatura
no son los libros, no son las palabras; es el imaginario del mundo, y las
personas sumergidas en él. Océanos sin límites definidos, donde cohabitan los
reflejos de lo existente con la naturaleza de lo imposible. Sus aguas y
criaturas fluyen al exterior a través de los poros, bañan con palabras las
páginas en blanco como olas que alcanzan la costa. Ideas, deseos y emociones se
vierten sobre ellas. Durante semanas, meses, años, los escritores las acumulan,
las miman y ayudan a crecer. Y las historias maduran, se dejan
marchar. Bibliotecas en silencio, palabras encuadernadas, fotografías en
portada, libros con precio de venta al público. En cama a la luz de una lámpara
mortecina, indiferentes a las sacudidas del tren, los ojos inquietos se empapan
de los textos. Las mareas se agitan con las aguas venidas, en esa pecera confinada en la cavidad oscura de cada cráneo.
Con los ojos
abiertos veo un mundo de muros titánicos, que proyectan sobre nosotros
profundas sombras. Una presa inmemorial que contiene los océanos. Cuando los
cierro, simplemente dejan de estar allí. En el mundo sumergido las emociones se
elevan, realidad y fantasía se confunden, encuentras lo que es y lo que puede
ser. Al volver a abrirlos, lo tengo claro. Quiero agrietar el muro a golpes
hasta que el agua se filtre, esperando el despertar de los sueños…
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