domingo, 19 de mayo de 2013

¡Pedazo de invento la gaseosa!



 ¿Qué habría ocurrido si la gaseosa no se hubiera inventado?
 En primer lugar, que tendríamos que hacer los experimentos sin probarlos antes con el líquido en cuestión, con el consiguiente peligro para nuestro ser. Es de sobra conocido el ensayo obligatorio que todo laboratorio químico/farmacéutico debe de realizar con gaseosa, antes de usar el elemento final, para sacar su producto al mercado; por eso la Agencia Europea del Medicamento es socia mayoritaria y capitalista de la Multinacional Gaseosística, ya que de ésta es de donde saca realmente sus mayores beneficios… Aunque en verdad el peor de los usos que se le puede dar a una gaseosa es hacer experimentos con ella, al menos así lo creo yo. Porque, ¿qué haría el camarero de un bar cuando uno de sus clientes se manchara la camisa, si no pudiera decirle: “Moje una esquina de la servilleta con un poco de gaseosa y frótese”? o ¿qué nos tomaríamos en las calurosas noches de Agosto en un chiringuito de playa sino es un “tinto de verano” o una “clarita”, teniendo además el absoluto convencimiento de que no engordaremos? (ya que al menos, si el combinado está hecho con la gaseosa más genuina, nos aseguran que tiene cero calorías).
 Por otro lado, cómo podrían los políticos desmerecer a sus contrarios cuando hicieran propuestas que no les convencieran, si no existiera tal fluido para mandarlos a ensayar primeramente con él.
Asimismo merecería que se hiciera un estudio detallado de los motivos por los que no ha perdurado el agua de litines y sí la gaseosa, siendo que aquella la reemplaza perfectamente y es capaz de ayudar, según estudios recientes, al tratamiento de la depresión por el litio que contiene y que tanto prolifera hoy en día  – a la depresión me refiero, no al litio.
 O ¿de qué otra mano podríamos haber entrado los de mi generación en el mundo de los adultos al permitírsenos brindar en las comidas familiares con nuestro vaso lleno de vino bautizado?
  Y, finalmente, con las gaseosas y similares todos tendremos una eterna deuda de gratitud por ser la disculpa perfecta a los efluvios incontrolados o incontrolables; la misma Pe, en sus primeros pasos en la publicidad, los sufrió y todos sonreímos con ella… ¿no van a ser igual de condescendientes cuando nos ocurra a nosotros?  Seguro que si…como así lo fuimos  con uno de los protagonistas de  “El milagro de P. Tinto” hasta el punto de mitificar la frase que pronunció y de la que me he servido para titular este escrito.

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