DESCRIPCIÓN - La habitación Ignacio Barrios
Las voces de las decenas de
habitantes del hotel se filtraban por las finas paredes contrastando vivamente
con el silencio de la habitación. Las grandes ventanas dejaban pasar la luz
calentando su piel, alejando el frio de aquella mañana de noviembre.
Su perfume de lilas seguía en el
aire como un recuerdo vacío que los siguientes huéspedes disfrutarían sin saber
de dónde provenía y los siguientes a estos jamás conocerían.
El ruido de la habitación de al
lado iba “in crescendo” pero no se molestó
en golpear la pared. La noche anterior la situación había sido a la inversa y
nadie se había quejado. Un sonido confuso al principio, airado luego,
suplicante y al final rítmico con los golpes del cabezal de la cama contra la
pared. Por la mañana había vuelto el silencio que solo una persona podía provocar
y la habitación había empezado a olvidarla a ella.
Una vez arreglada la cama la
habitación olvido el caos, una vez recogida la copa olvido la soledad y una vez
se fue él la habitación lo olvido para no recordar más.
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