miércoles, 7 de noviembre de 2012

Que significa narrar - Emilio

Me siento en un banco, saco de la mochila papel y bolígrafo, y me quedo varios minutos sin escribir una sola palabra. Parece a priori muy obvio lo que significa narrar, es algo que he hecho tantas veces que creo saberlo, pero como es intuitivo nunca me lo había preguntado. Ahora me lo pregunto y, pese a que me resulta familiar, no lo sé.

No quiero inclinarme demasiado hacia explicaciones románticas, no creo que este ejercicio tenga ese fin. Busco una definición lo más objetiva posible a través de un análisis inevitablemente subjetivo. Aunque no lo consiga, puede que me ayude a entender cómo se hace, o por lo menos cómo lo hago yo, y por tanto a hacerlo mejor. Veamos.



Narrar es contar una historia, un suceso, pero a diferencia del mero hecho de contar, narrar pasa por un proceso analítico del narrador, que construye una seriación lógica que concatena los elementos contados para formar un relato. Se trata por tanto de un ejercicio de creatividad, inteligencia, técnica y obligada subjetividad del autor, que implica la interpretación también subjetiva del lector.

Contrariamente a “describir” que no conlleva necesariamente acción ni tiempo, pudiendo reducirse a la contemplación de una imagen, narrar necesita acciones inscritas en una cronología que hagan avanzar la narración, teniendo estas como resultado una transformación de la situación inicial de la historia. Necesita por tanto además uno o varios sujetos u objetos de dichas acciones: los personajes, que acompañarán al lector a lo largo de esta historia.
 
Lleva también implícitas una calidad del lenguaje y de la estructura del relato, derivados de ese proceso analítico del narrador. Tiene, en definitiva, la voluntad de enriquecer los hechos por la palabra.

De esta manera el autor canaliza sus ideas en palabra argumentada (escrita o no) para transmitirla a otras personas, regalándoles así una parte de él, haciéndoles partícipes de sus pensamientos, de sus sueños y demonios, estableciendo un vínculo de complicidad e incluso amistad entre autor y lector (o interlocutor).

Este lazo va fortaleciéndose con el transcurso del relato, conforme el autor va regalando al ávido lector los secretos que guarda y solo él conoce; conforme, astuto, consigue poner en jaque las ideas preconcebidas del lector dando la posibilidad a este de regocijarse en su inteligencia, y conforme el mismo descubre la vida que se esconde dentro de los personajes, empatizando con ellos, disfrutando sus triunfos y sufriendo sus desventuras.

Narrar no se reduce sin embargo a relatar, ya sea por escrito u oralmente, una historia de índole novelesca, sino que es una necesidad propia al ser humano por su inteligencia, por la necesidad de expresarse que le es inherente, que se da en su cotidianidad.

Tenemos la necesidad de narrar, a otra gente o a nosotros mismos, los sucesos ocurridos, de transformarlos, de impregnarlos de juicios de valor y de argumentos para convencer o auto convencernos de las certezas que percibimos desde nuestro prisma subjetivo, o por el contrario para darnos cuenta o que alguien nos convenza de que no son tales (lo cual me parece más inteligente).



Ya que abogo por lo segundo, en este artículo escribo lo que me parecen certezas propias para ponerlas en duda e intentar aprender por mí mismo (o que quien lo lea y no esté de acuerdo me enseñe) a corregirlas y escribir mejor.

Al final me encuentro como al principio, ahora frente al ordenador, varios minutos sin tocar el teclado, dudando de todas esas certezas pero sin poder sacar conclusión alguna. Supongo que es buena señal. Dudo que existan certezas a la hora de narrar. Puede ser que haya una: narrar trasciende de reglas, no hay conclusión posible.

...............................

Me llamo Emilio y estudio Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia, aunque hasta entonces he vivido en Murcia.

Es la primera vez que asisto a este taller. Siempre he encontrado, desde pequeño, un cierto gusto por escribir, por evadirme en ideas que se me ocurrían. Sin embargo nunca he conseguido seguir el hilo de ninguna de ellas, todas quedaron en fragmentos cortos de historias inconclusas por desarrollar, supongo que por la dificultad de encontrar una trama general que me inspirase.

Por eso me apunté, para tener un apoyo para poder hacerlo, para mejorar mi manera de leer, escribir y pensar, y como fin último intentar encontrar inspiración para poder llegar a escribir algo que me llene.

1 comentario:

  1. Lo ha escrito Emilio, no soy mas que el intermediario por problemas informaticos. ;)

    ResponderEliminar