jueves, 19 de noviembre de 2015

Ofrenda a la Divinidad

Un hada huye de su mundo, Bleuverd, para escapar a su destino: ser la ofrenda a la divinidad. Al ‘Otro lado’ no hay magia, por lo que pasa por humana, aunque aún conserva la capacidad de leer la mente y unos pocos dones más. Ese Otro lado sería nuestra realidad. Después de cinco años con los humanos, está estudiando medicina; quiere ser investigadora y poder determinar qué diferencia a los seres mágicos de los humanos. Se siente segura, pero los agentes de la divinidad la han encontrado.
El interrogante durante todo el cuento es si conseguirá escapar a su destino. Contado en primera persona por Lore Gaal, una niña de largo cabello moreno con ojos azul claro, y muy alta para su edad, según los cánones humanos. Es una joven Fata educada desde su infancia en las artes principales de su mundo y en la certeza de que su sino es servir de ofrenda al dios de las hadas. Curiosa y rápida aprendiendo, ha aburrido a todos sus instructores con sus preguntas. Se le ha permitido investigar en la antigua biblioteca y pasear por el bosque que rodea la fortaleza.
Ofrenda a la divinidad  cumple dos funciones: en principio averiguar si la protagonista conseguirá escapar a su destino; y en segundo lugar nos introduce en el mundo mágico de Bleuverd y en la historia que le une al Otro lado.
El cuento estará dividido en ocho escenas y un pequeño prefacio en el que se nombra la ruptura que provocó la separación en planos diferentes de Bleuverd y el Otro lado.
En las dos primeras escenas, que servirán de introducción, Lore Gaal cuenta su huida de la fortaleza de los seguidores de la divinidad, en busca de un portal para llegar al Otro lado. Y cómo, una vez en Madrid, se hace pasar por humana y entra en la universidad.
El nudo lo compondrán las cuatro escenas siguientes donde el hada es descubierta.  Se refugia con una compañera a la que confía su secreto y que la cree trastornada por alguna psicosis; es una joven morena de inteligentes ojos negros que desea especializarse en psiquiatría.  Y cómo, después de un ataque, creyendo muerta a su amiga, se entrega a las sombras. Es llevada inmediatamente a Bleuverd y presentada para su castigo a la Divinidad: un viejo dragón con la cabeza llena de cuernos, una larga perilla blanca y el escamoso cuerpo de serpiente redondeado entre las patas delanteras y traseras. Para un pueblo, los Fata, que pueden vivir casi eternamente su dios es el que ya ha vivido una eternidad. Y divertido por la audacia de Lore Gaal acepta que le cuente su historia, como ha conseguido vivir entre los humanos cinco años y por qué ha decidido estudiar medicina.
En las dos escenas finales la Divinidad decide, como en los cuentos antiguos, someterla a tres pruebas que, si Lore Gaal las supera, le permitirá regresar a su vida en Madrid.

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