viernes, 30 de octubre de 2015

MI NARRACIÓN PERFECTA

En principio las historias fueron contadas;
                                                                              y las palabras se las llevó el viento.

Me referiré a la narración perfecta escrita por mí. Mis lecturas preferidas son variadas y dispares. De cualquier forma, lo que me gustaría escribir se contiene en lo que me gusta leer.
La herramienta es el lenguaje, el idioma, y considero importante cuidarlo. Texto e historia se amalgaman. Prefiero un estilo preciso, poco manido y con léxico variado. También gusto de inventar palabras. Me atrae le “realismo mágico” de los escritores latinoamericanos.
Los temas y modos elegidos:
! Historias de personas anónimas que vivieron en tiempos pasados; más bien en un pasado reciente. Son relatados en circunstancias y lugares pseudorreales, lo que posibilita un argumento más creativo, que refuerza y exacerba los caracteres. La época de los personajes se extinguió y sus esfuerzos se disolvieron en la nada. Son arquetipos de individuos comunes, multidimensionales, con sus afanes y sus verdades transitorias. Han sido antepasados sociales nuestros. Merecen nuestro recuerdo y sus vidas ayudan a entendernos a nosotros mismos.
! Historias de enredo, divertidas, con fina ironía. Personajes variopintos y situaciones esperpénticas. Humor inteligente. El gozo de vivir y reír. También agridulces. La desmitificación del pensamiento oficial y lo políticamente correcto. Sarcásticas e irreverentes. Un “Torrente” algo más refinado, pero igual de fresco. Un paradigma: “La conjura de los necios”. Una fusión con el punto anterior: “Bienvenido Míster Marshall”.
! Relatos que, al hilo de una historia, contienen imágenes y detalles que tratan de formular la esencia humana de los personajes. Estas reseñas se pueden expresar con un lenguaje más simbólico o real y aportan valor al relato. Lenguaje pulido.

! Microrrelatos. Nanorrelatos. Muy interesantes. Creo que ofrecen muchas posibilidades creativas. Adaptados a los instantes breves y exceso de información actual. Leerlos es vivir más rápido. Narraciones fulgurantes e intensas. Algunos con alta carga poética. Son los whatsapp de la literatura.

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