-¡Entra!-dijo el
carcelero a la vez que me empujaba a la celda donde pasaría los próximos años
de mi vida.
-¡Vaya! ¡Un nuevo
compañero! Bienvenido, ponte cómodo, “mi casa es tu casa” Ja.
La voz procedía de la litera de arriba. Allí, un hombre
tumbado miraba con poco interés, como si todo esto fuese normal.
-Dime, ¿por qué te
han cogido? ¿Qué gran barbarie has osado plasmar que no le ha gustado a La
Orden?-preguntó con un renovado interés.
-Pues nada, todo esto
por escribir unas…
-Ssshh-interrumpió repentinamente-.
Aquí no usamos esas palabras. Hay escuchas en cada celda que al reconocer
ciertas palabras te pueden meter en un problema. Aquí en la cárcel de
escritores hacemos símiles con el mundo del cine al igual que en la cárcel de
cineastas. Por favor, prosigue, ¿de qué iba tu película?
-Emmm-balbuceaba intentando ponerme en situación-. Mis
películas tratan sobre realidades y futuros alternativos, en los que la gente
se da cuenta de que el gobierno de La Orden está incorrecto, putrefacto y
llevará al planeta a la destrucción; y por ende instauran un Nuevo Orden basado
en principios más humanos que los actuales y nacerá una nueva generación…
-Con que tenemos aquí
a un revolucionario-interrumpió otra vez-. A la mayoría de vosotros les ejecuta
La Orden sin piedad. Pero veo que has tenido suerte. Yo por ejemplo estoy aquí
por filmar sobre el ser humano por dentro. Sus preocupaciones más íntimas, sus
sentimientos más crudos, sus emociones más profundas y sus pensamientos más
oscuros. Sabes, yo opino que todos tenemos dos caras, como el teatro, por una
parte está nuestro lado social en el que somos felices, olvidamos toda la
basura que nos rodea y hacemos cosas sin un propósito aparente; y por el otro
lado tenemos una cara más interna, más personal e individual, que pasa casi
todo el tiempo oprimida por La Orden, como si fuésemos por la vida con una
máscara que nos ocultase nuestra auténtica cara. Es un tanto difícil de
imaginar para una cabeza tan joven como la tuya. Por cierto, ¿qué es lo que te
motiva a hacer filmes?, porque a tu edad ¡hay que estar loco!
-Grrmmp-gruñí algo
irritado por tanta interrupción-. Pues lo que más me impulsa es a transmitir al
resto mi mensaje, que la gente vea mis películas y les haga pensar además de
entretener. Y que, por cierto, tampoco quiero hacer mis filmes aburridos de
ver, sino mezclar mi mensaje con efectos especiales para que incentive a la
gente a contemplarlas.
-Entiendo,
chico-menos mal que pude acabar de hablar-. Mi motivación a la cinematografía
viene de querer estampar como en un lienzo mis mayores temores, mis
pensamientos y mi profundo odio al sistema impuesto por La Orden, para que la
gente despierte de su ignorancia y se pueda quitar sus máscaras. Entonces, ¡la
gente será libre del ser como quiera y derrocarán a La Orden! En eso somos
iguales.
-¡Silenció!-se oyó
decir al guardia a la lejanía mientras arrastraba sus pies metálicos…
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