miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA DISCUSIÓN.

Martes,2 de Diciembre 2014



Eloy abrió los ojos. Un rayo de luz, intentaba abrirse paso a través de la persiana, que por la noche, se olvidó de cerrar. Intentó a duras penas, mirar de reojo su antiguo despertador y cuando lo hizo, no pudo soltar mas que maldiciones, por haberse quedado dormido hasta tan tarde. Saltó de la cama como un autómata y mientras sus manos iban ayudándolo a vestirse a toda prisa, su cabeza maquinaba a máxima velocidad, ideando una excusa convincente, con la que justificar su tardanza. Salió y descendió la rampa, para sacar su bici que estaba durmiendo sin luz ninguna en el garaje.
No era un trabajo muy interesante, pero al menos, le ayudaba a pagar el alquiler y solo le ocupaba unas pocas horas al día, tres de ellos a la semana. Las clases en la universidad eran siempre por la tarde, así, que ese trabajo le venía al dedo, cerca y sin desocuparse de sus estudios. Llegó en menos que canta un gallo y sin haber concretado del todo en su cabeza, la excusa perfecta para intentar conservar su empleo.
Aparcó la destartalada y vieja bicicleta que compró en  internet por 50e,(y que creyó de inmediato, que estaba tirando el dinero), pero ésta, parecía que se había pegado a su piel y andaba a las mil maravillas. No pesaba, era suave, frenaba a la perfección y no tenía poros ni fugas en las ruedas...vamos, toda una damisela. La llevaba con gusto. Le puso el candado. Giró la esquina, para acceder por la puerta trasera, como era su costumbre y entonces se percató de un pequeño e insignificante detalle...la puerta estaba cerrada, a cal y canto. Se quedó mirando a su alrededor y de inmediato lo comprendió. Se echó un vistazo al reloj de pulsera que marcaba la hora, mas el día, y se dio un manotazo en la frente cargado de rabia. -Pero ¿como puedo ser tan imbécil? Hoy es lunes, ¡maldita sea!. Los lunes no trabajo. Cierra el jefe por descanso. -Esta no me la perdono.
Dudó si retirar su bici o buscar un lugar donde desayunar, con las prisas no lo había echo y su estómago reclamaba alimento. Así que se dispuso a ir caminando en busca de...Alguien reclamó su atención y sus ojos la vieron. Era una chica muy guapa y ésta iba a su encuentro. -Disculpa,¿sabes si va a abrir pronto el bar? Su rostro dibujó una sonrisa y fue en ese preciso momento cuando se relajó. -Hoy, no. Fue lo único que se le ocurrió decir, y estalló en carcajadas. La muchacha se asustó y por un momento, pensó en él, como en un loco o en un drogata. A esas horas de la mañana, quizá aún no se habría ido a dormir este chiflado, pensó. El notó su temor y cambió su semblante para explicarse.
-Perdona mi risa, pero es que yo trabajo aquí y hoy he venido, a pesar de que me he dormido, y hoy, no abre el dueño.., me acababa de dar cuenta un poco antes de tu aparición y estaba aún bloqueado.
Tenía miedo a perder el puesto y resulta ser que hoy el puesto, está de huelga.
Ahora, era ella la que reía. -Pero¿como no te has dado cuenta del día que es hoy? -Eres un despistado, se atrevió a decirle. Eloy alzó los hombros, a la vez que las cejas y sin pensarlo dos veces preguntó :- Desayunamos?
Estaba la leche tibia y el café caliente. ¡Perfecto!. Siempre hacía lo mismo, tomaba un café corto, caliente y oloroso y luego terminaba con otro, regado este, con leche. Los bollos aún estaban calientes, señal del poco tiempo que habían dejado de ser simples masas, para convertirse en este divino bocado. Lo disfrutó. Ella se le quedó mirando a la vez que le decía.-Sabes, eres todo un personaje, aunque aún no pueda ponerte nombre. El se atragantó. Era cierto. Ni siquiera se habían presentado y estaban desayunando juntos...-Vamos Eloy, que te embalas, pensó.
-Discúlpame. Me llamo Eloy y tú?
-Beatriz, la oyó decir.
Caminaban por el parque. A esas horas de la mañana era todo un placer, el sol era templado y el ruido allí dentro, era tenue. Se estaba bien, solo se oían sus voces y la de los pájaros.
Terminaron el desayuno y el  propuso un paseo para charlar y conocerse. Se habían caído bien. Ella no se negó, casi lo estaba deseando. Si no lo hubiese propuesto él, ella se habría atrevido. No hizo falta, él se le adelantó, quizá lo leyera en sus ojos.
Caminaron, rieron, pararon, volvieron a caminar y en un burguer, decidieron parar para reponer fuerzas. No sabían que les estaba pasando, pero no querían despedirse. Era una locura.
 Pasearon mas tarde entre las calles y su conversación era serena. El le contó que vivía en esa localidad desde hacía poco. Estaba estudiando para magisterio y ella a su vez estudiaba un módulo de peluquería que era su pasión. Rescataron sus sueños e ilusiones que llevaban cada uno y los dejaron volar, convertidos en palabras. Rieron toda la tarde. Parecía que se conocieran desde siempre y esa sensación, era de los dos. Pasaron cerca de casa de Eloy y este la invitó a tomar un refresco, el alcohol, no entraba en sus dietas. Ella aceptó. Subieron en silencio y cuando entraron en el pequeño apartamento, éste encendió la luz, que se fundió de inmediato, dejándolos a oscuras. Se buscaron entre las sombras y sin querer Eloy palpó su cara y bajó sus manos hacia su boca y la atrajo hacia él. Y la besó. Ella se dejó llevar y sin saber como ( o si ), llegaron a su cama aún deshecha y dejaron que su sentido y sus deseos los guiaran.
El despertó por la mañana. Ella seguía dormida, era tan linda. Tuvo una visión y rápido sacó su móvil y le hizo una foto para recordar ese instante. Se despidieron mas tarde con deseos de volverse a ver y se dieron sus teléfonos y unos muchos besos con un hasta pronto.
El se dirigía al trabajo, cargado de buen humor, cuando se le puso delante su amigo Esteban haciéndole parar. -Eloy, tío, que soy yo. Estas embobado,¿ que pasa? El le narró lo sucedido, aún estaba subido en una nube y le costaba bajar. Soñaba con volver a ver a Bea. Sacó de su bolsillo el móvil y le mostró a su amigo la foto deseada. Este la vio y acto seguido, dio un paso hacia atrás, se le quedó mirando y le golpeó en la mandíbula. -Tío, ¿que pasa?, articuló extrañado del comportamiento de su amigo.
-Esa Bea tuya, es mi Bea, entiendes ? Me la has pegado Eloy. Te has acostado con mi chica y me las vas a pagar.
Ahora era cuando el no entendía. Pero,¿cómo?
¡No podía ser!. Ella no le había hablado de nadie en particular, ¿o sí? Ya no estaba seguro de nada,
Esteban estaba furioso, se movía como un poseso y sus puños chocaban una y otra vez. El no sabía que hacer ni decir, había enmudecido y estaba petrificado. Se sentía roto por dentro y se veía como un miserable. Esteban lo cogió de la cabeza y cuando se disponía a remeter otra vez contra él, sonó el teléfono de éste, y éso fue, lo que le salvó del golpe.
Beatriz los miraba a corta distancia, sin dejarse ver y con un hilo de voz y el corazón afligido por lo visto momentos antes, susurró:- Quiero hablar con vosotros dos...os lo debo.

Conchin Navalón Valls.

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