–¡Hola, abuela!
La
preadolescente de trece años, entró como un huracán en la habitación, soltando
la mochila llena de libros en cualquier parte y dejándose caer en el sofá al
lado de la sobresaltada abuela, que abandonó el libro que estaba leyendo y
sonrió a su nieta.
–¡Hola, pequeña! ¿Qué pronto has llegado hoy?
–He venido corriendo, ¡estoy agotada! ¿Qué me enseñaras hoy?
–La actitud de la niña cambió de dejadez reclinada sobre el sofá a vivamente
interesada incorporándose hacia delante mirando fijamente a la abuela, en menos
de una décima de segundo. La cascada risa de la abuela resonó en la sala.
–No me creo ni por un momento que estés agotada. Pero es un
buen tema para hoy: La energía.
“En el colegio te han enseñado
que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. La energía que
usamos cuando hacemos magia proviene de nuestro alrededor, podemos obtenerla de
cualquier sitio; pero nos arriesgamos a agotarnos en medio del acto mágico, sin
darnos cuenta. Por lo que es recomendable que nos carguemos energéticamente
antes de empezar cualquier hechizo.”
“El Árbol de la vida es una de las formas
más seguras de energizarse para una maga. Con él te conviertes en una tubería
conductora de la energía más pura, con la ventaja de poder devolver el
excedente. Además conforme vayas adquiriendo práctica, veras que puedes
acelerar o ralentizar el proceso según lo necesites. Yo te voy a enseñar el
modo largo. Ven ponte de pie, delante de mi, aquí.”
“Cierra los
ojos, las manos a los lados, ponte cómoda, mueve y sacude tus caderas, tus
hombros, tus rodillas y el cuello de modo que te sientas suelta y relajada.
¡Muy bien! Así.”
“Imagina un
punto brillante entre tus ojos, dentro de tu cabeza. Ese punto va bajando por
tu cuerpo, a través de la garganta... del corazón... de tu pecho... de tu
vientre, baja por tus piernas hasta el suelo y va más allá. Fluye hasta el piso
de abajo, y más abajo hasta los cimientos del edificio. El diminuto punto de
luz se mueve por las alcantarillas, como si fuera una raíz, siempre hacia
abajo, pasa por la tierra fértil que hay debajo de la ciudad, por los
blanqueados huesos de los que vivieron antes que nosotros, baja hasta la capa
dura de roca que protege el corazón mismo del planeta... Siente la presión y la
calidez del cuerpo de la Madre Tierra. Baja más profundamente, la roca empieza
a moverse, a suavizarse, has llegado al magma, palpitante, cálido,
increíblemente fuerte, poderoso...”
“Descansa
aquí un momento. Disfruta de la calidez que te rodea, abraza toda la energía
que te regala el centro del mundo.”
“Ahora
respira absorbiendo esa energía, dirígela de vuelta a tu cuerpo. Con cada
respiración sube hacía ti. Respira y atraviesa el magma, respira y pasa la
roca... Sube a través de los restos de nuestros antepasados, cruza las capas de
inagotable arcilla... Vuelve a subir el edificio hasta tus pies. Respira y
trepa por tus piernas, pasa por tu vientre, llena tu pecho. Levanta los brazos.
Una respiración más y tú cabeza se llena con un suave sonido, abriendo todos
tus sentidos. Otra respiración y la energía sigue subiendo, saliendo por encima
de tu cabeza, donde tu cráneo estaba abierto cuando naciste... elevándose como
ramas hacia el cielo. Volando velozmente por la atmósfera hasta abandonar la
Tierra. Pasando de largo la luna, primero y después, el sol. La vía Láctea
desfila rápidamente ante ti, estás llegando al centro del universo, las
galaxias no son más que miles de puntitos luminosos a tu alrededor, parecidos a
ti.”
“Regresa a
tu cuerpo, ahora convertida en una fina lluvia, recorre la Vía Láctea hasta
encontrar nuestra estrella, identifica nuestro planeta gracias a la pequeña
Luna que nos acompaña. Disfruta la energía que llueve sobre tu cabeza, tus
hombros, espalda y pecho. Siente la calidez de la Tierra dentro de ti, y el
frescor de las estrellas sobre ti. Fluyendo, utilizándote como hilo conductor
hacia arriba y hacia abajo.”
“Ahora,
ponte de rodillas, toca el suelo con las manos, dejando que la energía extra
fluya de vuelta a la tierra, quedándote la que necesites para ti... Cuando
sientas que estás lista, levántate, siéntete totalmente enraizada y llena de
energía, ¡lista para la magia!”
–¿Cómo te sientes?
–¡Guau! ¡Es genial! ¡Muy bien! He sentido la energía del
universo corriendo a través de mí.
–¡Bravo! Ahora a estudiar. Tienes examen mañana, ¿no?
Aprovecha esa energía, adquirir conocimiento también es magia.
–Sí, abuela. Pero... por si necesito más energía, ¿cómo es
la forma corta?
–“Raíces abajo y ramas arriba” Pero no te preocupes,
tardarás en necesitar más.
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