“Bienvenido al diario
de experiencias vitales del viajero interestelar número 9. Después de más de 30
años de carrera intergaláctica y después de mi retirada de las tareas de
exploración del universo, me ha sido encomendada la misión de transmitirle a
través de esta pequeña audio-guía todo aquello que considere pueda serle de
utilidad en sus labores.
Mi primer y más
importante consejo será la revisión exhaustiva de su equipación antes de salir
al espacio exterior.
Empezaremos por la
revisión del humidificador de corneas. Recuerde llevar siempre su depósito
dentro del nivel recomendado de líquido lubricante. Realice el análisis
pertinente para verificar que los niveles de glucosa, sodio y potasio diluidos
en el agua son los óptimos. Pasaremos muchas horas con los ojos activos en
nuestro paseo galáctico, así que, ellos serán uno de nuestros instrumentos
básicos, quizás los más importantes para alcanzar nuestros objetivos. El
viajero interestelar cuyas condiciones oculares no sean aceptables será
relegado de sus tareas por el resto de sus días.
No olvide nunca llevar
su escafandra por si tuviera que abandonar la nave. Cada quinientos días tendrá
que remplazar las válvulas de sellado. Y en cada viaje es obligatorio que los
conductos de alimentación de oxígeno sean esterilizados y sometidos al test de
fugas.
Del mismo modo, para
paseos de reconocimiento del terreno a pie por cualquiera de los planetas que
visite, tendrá que tener la precaución de haber regulado correctamente sus
estabilizadores de gravedad. En cada lugar donde aterrice las condiciones
gravitatorias variarán mucho. En los paneles de control, seleccione la opción
gravímetro para consultar los valores locales y configure sus estabilizadores
de acuerdo a las cifras obtenidas. Si no los ajustara correctamente podría
correr el grave peligro de no poder hacer pie en la superficie y quedar
suspendido, flotando y sin posibilidad de retorno a la base.“
Número 9 golpea violentamente el botón Stop en el panel de
grabación. Sigue utilizando el antiguo modelo con botones físicos. Para
momentos de mal humor como este siempre es más liberador poder golpearlo, notar
su dureza contra la palma y no dar un manotazo al aire a una pantalla virtual.
Suspira. Esta nueva tarea no es para nada de su agrado. No
le apetece hablar de escafandras, válvulas, resortes, mecanismos, disoluciones,
niveles óptimos. Todos esos detalles técnicos nada tienen que ver con lo que
considera experiencias vitales. Sí, todo esto les hará sobrevivir pero qué vida
vivirán, piensa. Una vida inocua pero a la vez insulsa, insípida.
-
Este es mi diario - grita al aire, en la soledad de la estancia
–no me da la gana seguir hablando de estas mierdas técnicas. ¿Vitales? ¿Qué
tiene de vital toda esta deshumanización a la que nos han sometido?
Tras pasar unos minutos en silencio envuelto en un halo de
melancolía, pulsa de nuevo el botón Grabar y continua hablando:
“Diario de
experiencias vitales del viajero interestelar número 9, segunda parte.
Después de una primera
parte más técnica, me gustaría relatarle una serie de experiencias que no podrá
encontrar en ningún otro manual de supervivencia interestelar, o al menos eso
creo…
Aunque a simple vista puedan
parecerle irrelevantes, he de decir que para mi, han resultado únicas e
insustituibles. Si confía en mi amplia trayectoria como viajero de la galaxia no lo dude, póngalas en práctica,
no se arrepentirá.
Pero antes, para poder
vivirlas es imprescindible seguir unos sencillos pasos previos. Le aconsejo que
no realice ninguna acción sin haber escuchado atentamente hasta el final esta
grabación. Una vez aplicada la modificación que le voy a explicar, el proceso
no tendrá vuelta atrás, de ningún modo podrá ser revertido. Cualquier cosa
experimentada quedará grabada en su memoria por el resto de su existencia. Aunque,
si he de serle sincero, una vez dé este paso, una vez descubra todo lo que
hasta ahora se ha estado perdiendo, dudo que quiera dar marcha atrás.
Empecemos…
Intente tocar su
espalda, levantando su brazo izquierdo y bajando la mano por detrás de la
cabeza. A su vez, intente tocarse la espalda con la mano derecha, dejando este
otro codo apuntando hacia el suelo. Al elevar la mano derecha, a mitad de su
espalda, las puntas de los dedos de ambas manos se encontrarán. En ese punto,
justo sobre su columna vertebral, notará una leve protuberancia. Si no la
encontrara inmediatamente, inspeccione las zonas más cercanas, siempre
desplazándose sobre la espina dorsal. Ese pequeño bultito que está notando en
este mismo instante bajo las yemas de sus dedos es el interruptor que habilita
su capacidad de sentir.
Ya debería saber que
nos engendraron en probetas. Que somos fetos controlados desde el mismo momento
de nuestra concepción. Durante 40
semanas nos desarrollamos dentro de vientres artificiales, totalmente
esterilizados y aislados de cualquier estímulo externo. Lo que quizás no sepa
es que en esa semana 40, justo antes de abrir la puerta sellada de esa especie
de nido, nos implantaron el inhibidor de
sentimientos. Somos seres inmunes a todo, incluso al dolor emocional. Seres que
ni sienten ni padecen.
Y qué es eso de
sentir, se preguntará. Es difícil de explicar con palabras, solamente
viviéndolo podrá tener una visión completa del significado de dicha palabra.
Pero como ya he dicho anteriormente, una vez dado el paso ya no hay vuelta
atrás. Así que, en sus manos queda la decisión. Si opta por seguir mis
consejos, aquí tiene una pequeña selección de sugerencias para empezar a
practicar.
En primer lugar le
hablaré de la caricia, uno de los gestos más básicos mediante el cual podrá
empezar a experimentar. A través de la caricia empezará a disfrutar del roce de
su piel con cualquier otro objeto o ser viviente. Sí, ya ha hecho esto muchas
veces antes pero, el inhibidor monitoriza toda señal enviada desde cualquier
terminación nerviosa, bloqueando cualquier reacción de tipo sensorial que se
pueda generar cuando un estímulo llega a su cerebro. La caricia básica se da con la mano, con la
yema de los dedos. Deslícelos suavemente sobre otra superficie. Pruebe con
cualquier objeto, con algún animal o ser viviente. Finalmente, pruebe con algún
individuo de su misma especie. Las diferentes texturas provocarán diferentes
sensaciones. He de advertirle que, en algunos casos, el efecto producido por la
caricia puede ser doloroso. Vaya tanteando aquello que toca para poder
determinar si el efecto que produce es positivo o negativo. Deseche
inmediatamente cualquier objeto que no le reporte una buena sensación y
deténgase en aquello que le aporte algún tipo de satisfacción. En el mejor de
los casos, notará como se forman pequeños bultitos a consecuencia de la
contracción de su piel y el vello se le erizará, estos casos son los más
placenteros. Cuando se den, trate de prolongar la experiencia al máximo y,
simplemente, disfrútelos.
Una vez experimentada
la caricia podemos continuar con el abrazo. Es un poco más complejo aunque no
implica excesiva dificultad. Para empezar con su práctica, lo más sencillo es
que lo haga con un igual. Sitúese frente a alguien de su especie. Abra sus
brazos, ni poco ni demasiado. La separación adecuada se la marcará la anchura
del tronco de aquel al que pretenda abrazar, abra siempre los brazos un poco
más de esa anchura. La altura se la marcarán las axilas. Acérquese al otro
cuerpo hasta sentir el contacto de su piel. En este momento podrá ajustar a la
perfección tanto la altura como la apertura de brazos. Estos deberán entrar en
contacto total con el abrazado. Las palmas de las manos deberán extenderse al
máximo y sobre la espalda del otro
deslizarse suavemente. Además puede dejar reposar su cabeza sobre el hombro del
otro sujeto o hacer coincidir su mejilla con la opuesta de éste. Existen
diferentes variantes en las posiciones de brazos, manos y cabeza. Experimente y
déjese llevar por la que le parezca más cómoda u oportuna para cada momento. Incluso,
si así lo desea, puede aplicarlo a otros seres, animales, vegetales o incluso
objetos inanimados, al igual que en el caso de la caricia. Dicen que los
árboles transmiten una energía muy especial, busque uno y pruébelo. En todo
caso, y por si no ha quedado demasiado claro, adjuntaré algunas imágenes de
ejemplo al archivo de voz.
Otra cosa interesante
a experimentar es lo que se llama beso. ¿Que qué es un beso? Un beso es algo
muy similar a una caricia, pero en este caso, se dará con ambos labios. Aunque esta
vez no bastará únicamente con acariciar. Al tomar contacto con la superficie
besada, deberá contraer los labios y ejercer una leve presión sobre el objeto
besado. La presión, a pesar de ser leve,
deberá tener cierta intensidad. Pruebe con diferentes intensidades.
En cuanto a las
variedades de beso, tendríamos, por ejemplo, el beso en la mejilla, el beso en
el cuello y el beso en los labios. El beso en la mejilla, es un beso sencillo. Al
parecer, denota cierta familiaridad, cercanía, aprecio, cariño. Lo sé, ahora
mismo usted no siente nada de esto por nadie, espere a desbloquear el inhibidor
y poco a poco verá como no tiene ningún problema para poder aplicar
correctamente este punto. El beso en el cuello, es una curiosa variante. Le
recomiendo sobre todo ser receptor de este beso. Busque a alguien que se lo de.
Aunque el otro sujeto no tenga deshabilitado el inhibidor y no sienta nada,
usted experimentará unas increíbles sensaciones. De la misma manera que en la
caricia, cuando pruebe este beso, es más que probable que la piel se le
contraiga y el vello se le erice de manera inmediata. Y para finalizar, el beso
en los labios. Asociado a otros tipos de amor, no al simple afecto, sino a algo
más profundo. Inconcebible también mientras no tenga activada su funcionalidad
de sentir. En este beso, interactúan dos bocas, con sus respectivos labios.
También puede hacer uso de su lengua para acariciar los labios del besado,
incluso sus lenguas pueden acariciarse mutuamente. En esta última experiencia
podrá disfrutar tanto del sentido del tacto como del gusto. Saboree la otra
boca. Cada boca tiene un sabor especial, particular. Degústela.
Las tres experiencias
vitales detalladas anteriormente pueden ser realizadas conjuntamente. Mientras abraza
puede acariciar, de hecho, es más que aconsejable. Un abrazo demasiado estático
sin, aunque sea, una leve caricia, podría resultar demasiado frío. Y sin duda,
mientras abraza, será el momento ideal para dar un beso. Se encontrará a la
distancia idónea para dar cualquiera de las tres modalidades comentadas.
Cuello, mejilla o boca estarán totalmente accesibles. Y si ya ha alcanzado este
nivel de destreza, combinando técnicas, le animo a poner en práctica su sentido
del olfato. Al igual que sucedía con el sabor, cada ser tiene su esencia, su
olor propio y único. Inhale profundamente e imprégnese del perfume que
desprende cada ser.
Por cierto, creo que
no lo dije antes, para desactivar el inhibidor, mantenga pulsado el interruptor
con ambos dedos corazón. En unos segundos escuchará varios pitidos y una voz le
indicará que la función sensorial ha sido activada.”
Pulsó de nuevo el
stop, esta vez prácticamente lo acarició. Sonrió satisfecho y cerró los ojos.
Continuaría más tarde.
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