sábado, 26 de abril de 2014

Experiencias vitales de un viajero interestelar

“Bienvenido al diario de experiencias vitales del viajero interestelar número 9. Después de más de 30 años de carrera intergaláctica y después de mi retirada de las tareas de exploración del universo, me ha sido encomendada la misión de transmitirle a través de esta pequeña audio-guía todo aquello que considere pueda serle de utilidad en sus labores.

Mi primer y más importante consejo será la revisión exhaustiva de su equipación antes de salir al espacio exterior.

Empezaremos por la revisión del humidificador de corneas. Recuerde llevar siempre su depósito dentro del nivel recomendado de líquido lubricante. Realice el análisis pertinente para verificar que los niveles de glucosa, sodio y potasio diluidos en el agua son los óptimos. Pasaremos muchas horas con los ojos activos en nuestro paseo galáctico, así que, ellos serán uno de nuestros instrumentos básicos, quizás los más importantes para alcanzar nuestros objetivos. El viajero interestelar cuyas condiciones oculares no sean aceptables será relegado de sus tareas por el resto de sus días.

No olvide nunca llevar su escafandra por si tuviera que abandonar la nave. Cada quinientos días tendrá que remplazar las válvulas de sellado. Y en cada viaje es obligatorio que los conductos de alimentación de oxígeno sean esterilizados y sometidos al test de fugas.

Del mismo modo, para paseos de reconocimiento del terreno a pie por cualquiera de los planetas que visite, tendrá que tener la precaución de haber regulado correctamente sus estabilizadores de gravedad. En cada lugar donde aterrice las condiciones gravitatorias variarán mucho. En los paneles de control, seleccione la opción gravímetro para consultar los valores locales y configure sus estabilizadores de acuerdo a las cifras obtenidas. Si no los ajustara correctamente podría correr el grave peligro de no poder hacer pie en la superficie y quedar suspendido, flotando y sin posibilidad de retorno a la base.“

Número 9 golpea violentamente el botón Stop en el panel de grabación. Sigue utilizando el antiguo modelo con botones físicos. Para momentos de mal humor como este siempre es más liberador poder golpearlo, notar su dureza contra la palma y no dar un manotazo al aire a una pantalla virtual.

Suspira. Esta nueva tarea no es para nada de su agrado. No le apetece hablar de escafandras, válvulas, resortes, mecanismos, disoluciones, niveles óptimos. Todos esos detalles técnicos nada tienen que ver con lo que considera experiencias vitales. Sí, todo esto les hará sobrevivir pero qué vida vivirán, piensa. Una vida inocua pero a la vez insulsa, insípida.

-       Este es mi diario -  grita al aire, en la soledad de la estancia –no me da la gana seguir hablando de estas mierdas técnicas. ¿Vitales? ¿Qué tiene de vital toda esta deshumanización a la que nos han sometido?

Tras pasar unos minutos en silencio envuelto en un halo de melancolía, pulsa de nuevo el botón Grabar y continua hablando:

“Diario de experiencias vitales del viajero interestelar número 9, segunda parte.

Después de una primera parte más técnica, me gustaría relatarle una serie de experiencias que no podrá encontrar en ningún otro manual de supervivencia interestelar, o al menos eso creo…

Aunque a simple vista puedan parecerle irrelevantes, he de decir que para mi, han resultado únicas e insustituibles. Si confía en mi amplia trayectoria como viajero de  la galaxia no lo dude, póngalas en práctica, no se arrepentirá.

Pero antes, para poder vivirlas es imprescindible seguir unos sencillos pasos previos. Le aconsejo que no realice ninguna acción sin haber escuchado atentamente hasta el final esta grabación. Una vez aplicada la modificación que le voy a explicar, el proceso no tendrá vuelta atrás, de ningún modo podrá ser revertido. Cualquier cosa experimentada quedará grabada en su memoria por el resto de su existencia. Aunque, si he de serle sincero, una vez dé este paso, una vez descubra todo lo que hasta ahora se ha estado perdiendo, dudo que quiera dar marcha atrás.

Empecemos…

Intente tocar su espalda, levantando su brazo izquierdo y bajando la mano por detrás de la cabeza. A su vez, intente tocarse la espalda con la mano derecha, dejando este otro codo apuntando hacia el suelo. Al elevar la mano derecha, a mitad de su espalda, las puntas de los dedos de ambas manos se encontrarán. En ese punto, justo sobre su columna vertebral, notará una leve protuberancia. Si no la encontrara inmediatamente, inspeccione las zonas más cercanas, siempre desplazándose sobre la espina dorsal. Ese pequeño bultito que está notando en este mismo instante bajo las yemas de sus dedos es el interruptor que habilita su capacidad de sentir.

Ya debería saber que nos engendraron en probetas. Que somos fetos controlados desde el mismo momento de nuestra concepción.  Durante 40 semanas nos desarrollamos dentro de vientres artificiales, totalmente esterilizados y aislados de cualquier estímulo externo. Lo que quizás no sepa es que en esa semana 40, justo antes de abrir la puerta sellada de esa especie de  nido, nos implantaron el inhibidor de sentimientos. Somos seres inmunes a todo, incluso al dolor emocional. Seres que ni sienten ni padecen.

Y qué es eso de sentir, se preguntará. Es difícil de explicar con palabras, solamente viviéndolo podrá tener una visión completa del significado de dicha palabra. Pero como ya he dicho anteriormente, una vez dado el paso ya no hay vuelta atrás. Así que, en sus manos queda la decisión. Si opta por seguir mis consejos, aquí tiene una pequeña selección de sugerencias para empezar a practicar.

En primer lugar le hablaré de la caricia, uno de los gestos más básicos mediante el cual podrá empezar a experimentar. A través de la caricia empezará a disfrutar del roce de su piel con cualquier otro objeto o ser viviente. Sí, ya ha hecho esto muchas veces antes pero, el inhibidor monitoriza toda señal enviada desde cualquier terminación nerviosa, bloqueando cualquier reacción de tipo sensorial que se pueda generar cuando un estímulo llega a su cerebro.  La caricia básica se da con la mano, con la yema de los dedos. Deslícelos suavemente sobre otra superficie. Pruebe con cualquier objeto, con algún animal o ser viviente. Finalmente, pruebe con algún individuo de su misma especie. Las diferentes texturas provocarán diferentes sensaciones. He de advertirle que, en algunos casos, el efecto producido por la caricia puede ser doloroso. Vaya tanteando aquello que toca para poder determinar si el efecto que produce es positivo o negativo. Deseche inmediatamente cualquier objeto que no le reporte una buena sensación y deténgase en aquello que le aporte algún tipo de satisfacción. En el mejor de los casos, notará como se forman pequeños bultitos a consecuencia de la contracción de su piel y el vello se le erizará, estos casos son los más placenteros. Cuando se den, trate de prolongar la experiencia al máximo y, simplemente, disfrútelos.

Una vez experimentada la caricia podemos continuar con el abrazo. Es un poco más complejo aunque no implica excesiva dificultad. Para empezar con su práctica, lo más sencillo es que lo haga con un igual. Sitúese frente a alguien de su especie. Abra sus brazos, ni poco ni demasiado. La separación adecuada se la marcará la anchura del tronco de aquel al que pretenda abrazar, abra siempre los brazos un poco más de esa anchura. La altura se la marcarán las axilas. Acérquese al otro cuerpo hasta sentir el contacto de su piel. En este momento podrá ajustar a la perfección tanto la altura como la apertura de brazos. Estos deberán entrar en contacto total con el abrazado. Las palmas de las manos deberán extenderse al máximo y  sobre la espalda del otro deslizarse suavemente. Además puede dejar reposar su cabeza sobre el hombro del otro sujeto o hacer coincidir su mejilla con la opuesta de éste. Existen diferentes variantes en las posiciones de brazos, manos y cabeza. Experimente y déjese llevar por la que le parezca más cómoda u oportuna para cada momento. Incluso, si así lo desea, puede aplicarlo a otros seres, animales, vegetales o incluso objetos inanimados, al igual que en el caso de la caricia. Dicen que los árboles transmiten una energía muy especial, busque uno y pruébelo. En todo caso, y por si no ha quedado demasiado claro, adjuntaré algunas imágenes de ejemplo al archivo de voz.

Otra cosa interesante a experimentar es lo que se llama beso. ¿Que qué es un beso? Un beso es algo muy similar a una caricia, pero en este caso, se dará con ambos labios. Aunque esta vez no bastará únicamente con acariciar. Al tomar contacto con la superficie besada, deberá contraer los labios y ejercer una leve presión sobre el objeto besado. La presión, a pesar de ser leve,  deberá tener cierta intensidad. Pruebe con diferentes intensidades.
En cuanto a las variedades de beso, tendríamos, por ejemplo, el beso en la mejilla, el beso en el cuello y el beso en los labios. El beso en la mejilla, es un beso sencillo. Al parecer, denota cierta familiaridad, cercanía, aprecio, cariño. Lo sé, ahora mismo usted no siente nada de esto por nadie, espere a desbloquear el inhibidor y poco a poco verá como no tiene ningún problema para poder aplicar correctamente este punto. El beso en el cuello, es una curiosa variante. Le recomiendo sobre todo ser receptor de este beso. Busque a alguien que se lo de. Aunque el otro sujeto no tenga deshabilitado el inhibidor y no sienta nada, usted experimentará unas increíbles sensaciones. De la misma manera que en la caricia, cuando pruebe este beso, es más que probable que la piel se le contraiga y el vello se le erice de manera inmediata. Y para finalizar, el beso en los labios. Asociado a otros tipos de amor, no al simple afecto, sino a algo más profundo. Inconcebible también mientras no tenga activada su funcionalidad de sentir. En este beso, interactúan dos bocas, con sus respectivos labios. También puede hacer uso de su lengua para acariciar los labios del besado, incluso sus lenguas pueden acariciarse mutuamente. En esta última experiencia podrá disfrutar tanto del sentido del tacto como del gusto. Saboree la otra boca. Cada boca tiene un sabor especial, particular. Degústela.

Las tres experiencias vitales detalladas anteriormente pueden ser realizadas conjuntamente. Mientras abraza puede acariciar, de hecho, es más que aconsejable. Un abrazo demasiado estático sin, aunque sea, una leve caricia, podría resultar demasiado frío. Y sin duda, mientras abraza, será el momento ideal para dar un beso. Se encontrará a la distancia idónea para dar cualquiera de las tres modalidades comentadas. Cuello, mejilla o boca estarán totalmente accesibles. Y si ya ha alcanzado este nivel de destreza, combinando técnicas, le animo a poner en práctica su sentido del olfato. Al igual que sucedía con el sabor, cada ser tiene su esencia, su olor propio y único. Inhale profundamente e imprégnese del perfume que desprende cada ser.

Por cierto, creo que no lo dije antes, para desactivar el inhibidor, mantenga pulsado el interruptor con ambos dedos corazón. En unos segundos escuchará varios pitidos y una voz le indicará que la función sensorial ha sido activada.”


Pulsó de nuevo el stop, esta vez prácticamente lo acarició. Sonrió satisfecho y cerró los ojos. Continuaría más tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario