miércoles, 6 de febrero de 2013

¡Para eso están los amigos!


Pie forzado: El/la protagonista descubre que su mujer/marido le es infiel. Está hablando con un amigo/a en un entorno que les da algo de intimidad. Quiere desahogarse pero no quiere contarle a su amigo el desliz de su pareja. 



El ruido de coches llegaba apagado desde el otro lado del cristal. La pequeña cafetería estaba repleta de gente, o sea que las tres mesas y la barra estaban ocupadas. Había sin embargo una cuarta mesa esperando a ser reparada en el almacenillo, con lo cual se podría decir que, en comparación con otros días, ésta era una mañana tranquila para charlar.

Dos amigos ocupaban sendas sillas entorno a una mesita de aluminio. Uno de ellos tenía los ojos hinchados y rojos, pero en el momento concreto en que describimos la escena no lloraba.

-       No me lo puedo creer…
-       Que sí, ¡que te lo digo yo!
-       Ya, ya, solo era una frase hecha…
-       ¿Entonces me crees no?
-       Sí, sí, después de todo siempre fue un poco…
-       ¡Eh, no te pases ni un pelo!
-       ¿Entonces en qué quedamos? Mira a ver tú qué le pasa a este, porque no entiendo nada.

El camarero que les servía dos cafés parecía ser amigo de ellos.

-       ¿Qué le pasa ya?
-       Pues que dice que la Mari le es infiel y yo le apoyo, pero mira…
-       ¡No me es…! Me ha sido… es diferente… Y no, nunca fue nada, una santa es lo que era…
-       Era…
-       Todo es culpa mía, que estaba todas las noches… ¡No, que digo! ¡Es culpa vuestra!
-       Anda que ibas a aguantar tú las noches enteras con esa arpía…
-       Y dale, ¡que pago y me voy eh!
-       ¿Me vas a pagar? A ver, que entonces esto es serio.

El camarero tomó una silla de otra mesa que ya se levantaba y se sentó junto a ellos.

-       Cuéntanos.
-       No, no. No quiero hablar de eso.
-       ¿Entonces qué estamos haciendo?
-       No quiero hablar de lo que ha hecho que me vengo abajo…
-       Pues dinos por lo menos cómo se supone que lo sabes.
-       Mira que tú eres muy de suponer… Como aquella vez que la viste cogida del brazo de un hombre y te faltó tiempo para arrearle al de los cupones.

Los dos amigos del supuesto cornudo estallaron a reír.

-       Ni me lo recuerdes que…
-       ¿Ése? Ese es un listo, me he fijado yo cómo mira a las señoras cuando bajan todas escotadas a la verdulería de la esquina. Se le cae la baba.

El abuelote, que no estaba escuchando, había entrado en escena.

-       ¿Pero qué dice hombre? Si le cagó una paloma en la cara, con lo ácido que es eso.
-       Pero mira que eres tonto, ¿cómo te va a dejar eso ciego? – añadió el otro amigo.
-       Tú lo que eres es un incrédulo, que no se puede ir así por la vida hombre, que hay que confiar en lo que dice la gente, ¡que aquí se sabe todo!
-       Pues sí, como aquella vez que éste nos vino con el rollo de que la Mari no paraba de hablar en secreto con alguien, llamó él y le soltó una sarta de injurias al pobre primo moribundo de la parienta que lo dejó tieso…
-       Si es que, Paco, eres muy burro.

Otro que entraba justo en ése momento en el bar quiso unirse a la tertulia.

-       ¿El Paco? Lo más burro que ha pario madre. Mira que hacerte pasar por un amante secreto y escribirle cartas a tu mujer para ver si te seguía el juego… Lo que ha tenido que pasar la pobre Mari, no me extrañaría que un día te la encontrases con otro de verdad bribón.

Le dio unas palmaditas amigables en la espalda al susodicho y riendo se arrimó a la barra a charlar a gritos con el otro camarero. El viejo le tomó el relevo:

-       La verdad es que sí, con el ciego, te lo digo yo, ya verás… Bastante pocas le diste.
-       Pero hombre, anciano, deje ya de malmeter.
-       Yo solo aviso. Vuestras mujeres tampoco están a salvo, se creen que no ve y van con las defensas bajadas y las tetas muy subidas.
-       Mire que le doy… Tildando a mi mujer de ligera de cascos, ¡pero habrase visto!
-       Vale ya, vale ya… ¿Entonces qué Paco?, cuenta.
-       Pues a ver… el caso es que ayer llegué a casa antes de la hora de siempre y ella no me vio pero la pillé con otro hombre.
-       ¿Y?
-       No os voy a decir qué vi, ¡no insistáis!
-       Ya estamos, ¿seguro que no era un familiar?
-       Mira que la Mari se sube a la gente a la casa a hacerle los remiendos de la ropa, no será que…
-       ¿Qué qué…?
-       Venga Paco, no empieces que te conocemos. Dime que ese hombre sigue vivo.

Las risas estallaron de nuevo, ahora todos tenían los ojos hinchados.

-       Si pero como estaban tumbados en el suelo…

Mientras se secaba las lágrimas y se recomponía del ataque de risa:

-       Sería su profesor de yoga. ¿No tenía la Mari un profesor de yoga?
-       Sí.

Ese fue otro de la mesa de al lado, que se volvió a girar y siguió a sus cosas.

-       Gracias. ¿No ves? Me apuesto lo que quieras a que ni lo sabías. Hay que estar más atento a tu mujer Paco. Yo por ejemplo a la mía le ayudo a recoger la mesa. Cosas así macho.
-       Ya, ya. Pero es que ella estaba en sujetador…
-       Ala, ya salió el hombre de neandertal. – el mismo.
-       Sí paco, eso es lo que se lleva cuando haces yoga. La mía se pone falda cuando va a recoger al crío al colegio y no le digo nada. ¡El siglo veintiuno, que ya no se paga con pesetas!
-       Sí, colega te falta el tricornio. – más risas.
-       Bueno, no se…
-       Mira, tú compra unas flores, ve a tu casa y dáselas a tu mujer, que ahora deberías estar en el trabajo y seguro que no se lo espera.
-       A las mujeres esas cosas les encantan.
-       Ya pero…
-       ¡Escúchanos que eres muy cabezón! ¿Somos tus amigos o no? ¿Acaso dudas de que queremos lo mejor para ti, de que te apoyamos?
-       ¿Quién sino hubiese aguantado la chapa que nos has dado? Venga anda, y paga tu los cafés que nos lo debes.
-       Puedes empezar a pagarme mejor los de principios de mes.

Y con una carcajada volvió a la barra. Paco se levantó cabizbajo, esbozó una sonrisa y se dirigió a la puerta. Antes de que ésta se cerrase, le llegaron las palabras de su amigo, que seguía terminándose el café.

-       Ah, y la flor que no sea una rosa, ¡que eso es para los amantes!

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