martes, 22 de enero de 2013

Dos amigos


Hace unos años nadie podía evitar un soplido de angustia o una mirada de asombro al pasar por allí. Los edificios parecían más negros y la acera más sucia. Ahora en Enero de dos mil trece, auque la imagen era la misma (o peor) nadie se asustaba, nadie se sorprendía. La fila de personas muchas veces daba la vuelta a la esquina. Algún despistado, al indicarle que tenía que ir al final de la hilera de personas, abría los ojos y entendía lo que la televisión anunciaba a diario.
Recorriendo la interminable línea de sujetos, sus caras reflejaban el desasosiego, miedo, preocupación. En algunas personas era mucho peor. No había emociones, gestos de inquietudes. Al contrario, el sentimiento de habitualidad o rutina era algo palpable. Incluso surgía la amistad o el compadreo por compartir aquella interminable espera.
Todos estaban invitados a esta reunión. Licenciados, diplomados, titulados, olvidados, electricistas, fontaneros, paletas, altos, bajos, guapos, feos, tu vecino, tu primo, tú mismo. Idéntica escena se repetía en distintos lugares de la ciudad, del país. El origen de esta cola de gente, la oficina de empleo. El triste bajo con las siglas   “INEM”, en color verde espereranza...

1 comentario:

  1. Como le he dicho a Fede colgé este relato el Viernes. No se que ha courrido (y eso que soy informatico...) Lo dejo aquí y el que le apetezca comentarlo, pues eso...

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