jueves, 29 de octubre de 2015

LA HISTORIA PERFECTA

LA HISTORIA PERFECTA


Preguntarse sobre una historia perfecta es tan fácil como medir el agua del mar o la arena de la playa. Hay miles de historias perfectas que seguramente acabaron mal. Mi historia perfecta poco o nada tendría que ver con la tuya. Aunque todos coincidamos en conceptos tan básicos como la maldad o la bondad, pocos convendríamos en lo perfecto o lo imperfecto de las cosas. Incluso la belleza sería un concepto dificil de coincidir y de normalizar. "No hay nada más bello que la fealdad extrema" dirían algunos artistas plásticos.

¿Una historia perfecta sería la que tiene un final feliz?, ¿una historia perfecta seria la que no tiene ningún contratiempo en el camino, la que se desarrolla sin altibajos ni catástrofes? ¿Sería la normalidad de las cosas? ¿Sería una historia extraordinaria y surrealista? ¿O sería tal vez la historia inmortal, la que nunca acaba ni tiene fin?
Qué maravilla ver cómo todas las historias luchan por alzarse con la historia perfecta.

Para mí la perfección, sería plasmar tal y como me gustaria todo lo que deseo contar. Con un vocabulario cuidado y acorde a cada idea; con unos personajes bien definidos, que resultaran creibles y estuvieran retratados de forma inequívoca; con un desarrollo minucioso de todos los detalles de mi obra; con un argumento espectacular y que interesara a todo el mundo, incluso a los que no han leído en su vida. Con una crónica fluida y rica; con una ambientación bibliográfica estudiada. Y con unos personajes que marcaran un antes y un después en la literatura universal. ¿Todos esos ingredientes bien cocinados, podrían dar con mi historia perfecta? Tal vez sí, o tal vez no, ¿chi lo sà?

Después de toda esta preparación hecha con esmero y mucho amor, tendría que suceder el siguiente eslabón de mi cadena perfecta. Este sería que al caminar por las calles todo el mundo se encontraría leyendo mi historia. En cualquier punto del planeta la gente estaría interesada en mi relato. De pronto pisaría un bar y me sorprendería a alguien leyendo mi obra; me adentraría en un parque y los abuelitos estarían sentados en sus bancos al sol, leyendo mi historia; subiría al metro y me toparia el suelo de los vagones con un montón de jóvenes amontonados y tirados leyendo en sus ebooks mi libro.
Y cuando esos lectores murieran se llevarían a sus tumbas un ejemplar de mi historia perfecta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario