NOMBRE: Diana Juárez
FECHA
DE NACIMIENTO: 17/08/2000
ALIAS:
La Cazadora
CARGOS:
Robo y homicidio múltiple.
NOMBRE:
Gabriel Crayola
FECHA
DE NACIMIENTO: 25/03/2019
ALIAS:
Crabomba
CARGOS:
Provocar un incendio en un centro docente.
NOMBRE:
Bernard Castell
FECHA
DE NACIMIENTO: 4/02/2013
ALIAS:
tuercas
CARGOS:
Allanamiento de morada.
- Rápido, -dijo la enfermera- cambiaos de ropa. – acto seguido se
dirigió al cuerpo del conserje y le quitó las llaves, herramientas de los
bolsillos. Volvió a Bernard- Cógelas, aflojas las cerraduras y bisagras que
puedas. Te llamas Pedro y eres el de mantenimiento, empresa Alabau. Pide un maletín negro en el acceso B,
por donde saldrás ahora. Los guardias han cambiado de turno para comer. Una vez
hayas salido ves al parking del lado oeste, furgoneta blanca. Ves y no levantes
sospechas. Derecha, recto y tercera a la izquierda. Ahora.
Bernard
se vistió y salió rápidamente.
- - Tú –señaló a Crayola- ayúdame con los cuerpos.
Hecho
todo en segundos, salieron de la sala. Consiguieron llegar a un sótano, con
algo de dificultad. Anduvieron por el conducto del desagüe, reptaron hasta que
la mujer se detuvo, miró arriba, se aupó y cuidadosamente deslizo una placa de
metal, trepó y consiguió salir hacia la superficie. Hizo una señal con la mano
invitándolo. Aparecieron al costado de una furgoneta blanca.
Entonces
la mujer sacó unas llaves de su bolsillo, abrió y con sumo cuidado entraron.
Antes de cerrar, dejo las llaves en el suelo. Y
en cuestión de segundos apareció Bernard junto con un guardia.
- - Pensé que las llaves las había dejado arriba. Siento mucho el revuelo.
- -Tranquilo Pedro, y ¿no son esas unas llaves?- el guardia señaló al
suelo.
Bernard
las cogió, soltó una risita nerviosa y entró al vehículo. Se despidió del
guardia y arrancó. Cuando estuvo en la carretera, empezó a reír y secarse el
sudor de la frente. Estaba en júbilo, hasta que un manotazo en la nuca casi le
hace perder el control del volante.
- - Esta vez ha sido sin tenedor. Abre la ventana y respira el aire. Acelera. Y ,¿se nos permite conocer el nombre
de nuestra salvadora?
- - Mi nombre es Diana, y no soy vuestra salvadora. Lo es Anónimo, él me
envió la carta con el plan de fuga.
- - ¡Cómo! ¿a ti también? A mi me confirmaron que sería el melenas quien
se fugaría, no una… enfermera.
- - Todos habéis recibido esa dichosa carta menos yo. Explicarme esto de
una vez.
- - No te exasperes cielo, ahora necesitamos u lugar donde refugiarnos,
donde nadie nos encuentre. No tardaran mucho en darse cuenta en Alcatraba.
- - Conozco un sitio. –dijo Crayola ladeando una sonrisa.
Llegaron
a un lugar tétrico, un edificio negro con ventanas rotas, trozos caídos y en
algunas partes se veía la estructura. Aquel lugar había sufrido un incendio,
aun se podían ver cenizas flotando en el aire.
- - Os invito a pasar a la antigua clínica Durán. –dijo Crayola haciendo
un pase con la mano.- Mi primer objetivo, lo quemé a los 15 años. Os
preguntareis cómo logre tal hazaña. Dejadme que lo explique, mi coeficiente
intelectual esta por encima de la media. Me apasiona la química, y la
pirotecnia. Aún recuerdo los colores de las llamas, tonos azules intensos,
ocres y naranjas, y la llamarada verde de la primera combustión Hacían cobrar
vida a este lugar. Hubierais disfrutado del espectáculo.
- - Loco, como una regadera, directo al psiquiátrico.
-
Está muy cuerdo. Por qué lo hiciste, ¿no te dieron la piruleta al
final de la consulta? –dijo Diana en tono burlón.- No soportabas seguir
contemplando este lugar, qué terrible hecho te traumo, ¿qué fue lo que sucedió
Crabomba?
- - Pasó que este lugar no merecía existir, y yo le hice ese favor al
mundo.
- -Superdotado prepotente, predecible. –dijo Diana.
Bernard
llamó la atención de los prófugos, les indicó un ordenador en medio de una mesa
algo chamuscada. Un portátil, del que en su pantalla empezaron a emerger
palabras.
Firmado
Anónimo. Leyeron y los tres semblantes palidecieron. Se sentaron sin levantar
la mirada.
- - Tenemos que hacer algo. –dijo Bernard.
- -No podemos tolerar más esto. –dijo Crayola con cólera.
- - Empecemos entonces. –dijo Diana.
El
mundo había dejado de ser humano. Diana había trabajado en la clínica Durán,
era un médico brillante, acabando sus estudios dos años antes de lo previsto.
Cuando empezó a trabajar la mayoría de los hospitales habían sido privatizados
como consecuencia de la crisis de 2007, y desde este suceso dejó de imperar el
servicio y a serlo el beneficio. Los análisis se hacían mal a consciencia, para
poder realizar operaciones más “costosas”, y Diana tenía que callar a amenaza
de ser despedida y expulsada de su profesión, quién sabe qué más desmantelaría…
Un día
la familia Crayola llegó a la clínica,
la madre estaba embarazada y una de las hijas también. Necesitaban atención, llevaban alrededor de 7 meses.
Fueron atendidas y tratadas con frialdad. Ellas querían un parto natural, pero
se les fue casi obligadamente negado, violencia obstétrica. Dos semanas después
regresó la familia, las dos mujeres, madre e hija, fueron intervenidas
rápidamente por fuertes dolores en la barriga. Diana tuvo que dar la noticia a
un padre de familia y aun chiquillo de apenas 15 años, que le preguntó con
ilusión por bebes. Ella, les dijo, intentando ser lo más fría que pudo, que no
habría bebes, ni madres, fallecidas durante la intervención. Una familia
menguada.
Varios
sucesos como este son los que Diana los tuvo que enfrentar y cada vez lo
soportaba menos. Después de la familia Crayola, se dirigió al despacho de
documentos para ver el expediente, al momento de entrar se encontró con un hombre
joven de pelo lacio y largo revoloteando papeles, ella lo tuvo que echar de
allí, este le enseño unos papeles y dijo que pronto esa clínica cerraría. Sonó
a amenaza, y salió de allí, dejando a Diana sola en medio de un desastre de
papeles, y de moralidad. Encontró intentando ordenar los papeles, una carpeta con el título Fléculax, y lo leyó.
Esa
misma noche decidió hacer algo que nunca pensó, pero algo a lo que se sentía
empujada a hacer. Y así, dejo tras de sí a cuatro cuerpos inertes, sus manos
bañadas en sangre tibia, y sin despeinarse un pelo. Busco por toda esa casa de
paredes blancas algo que pudiera ser parecido a lo encontró en el clínica, pero
su búsqueda fue en vano, solo hizo más que dejar manchas de sangre en el teclado del ordenador. Oyó un ruido, y
salió por la puerta trasera, se cambio de zapatos y se dirigió a un bar a tomar
una copa de vino.
Al día
siguiente se despertó tarde, y sin muchas ganas fue al trabajo, pensando en que
podría abrirse la tierra y tragarse ese
edificio, que un tornado se lo llevara, o que un incendio lo devastará… como lo
encontró esa media mañana. Las ventanas que antes brillaban ahora negreaban el
paisaje, cintas vallando el lugar. Al parecer el incendio sucedió casi de
madrugada, un fuego se extendió y no se apagaba con extintores, y se detuvo
solo, como por arte de magia.
Un pasado que los unía, y ahora el presente
los rencontraba. De la pantalla emergieron más palabras, y empezaron a
descifrase códigos con direcciones gubernamentales. Se acercaron a la pantalla
y comenzaron a teclear, y después de unos minutos se abrió una pequeña ventana:
¿Desea reformatear el sistema?
|____SÍ____|
|____NO____|
El botón
se sitúo en el sí, y cliqueó, automáticamente se encendió ante ellos la webcam,
se vieron en pantalla y vieron a una persona en otra ventana saludándoles, y
les dijo:
- - Me llamo Jeremy. Hola Diana, hola Bernard y hola Gabriel.
- - ¡Jeremy! , qué haces ahí, cómo nos has encontrado.
- - Ahora eso no importa Diana, solo importa esa pregunta que habéis
respondido. Habéis descubierto muchas cosas que han querido mantener en
secreto, yo os lo he contado, ahora es vuestro turno. Cantadle a la gente lo
que esta pasando. La webcam os redireccionará al show de un famoso que hace
online, a las emisiones de emergencia de los canales con más audiencia. Tengo
que reconocer que no ha sido fácil, pero lo he logrado. Ahora ya está todo
hecho. Hablad en 3, 2, 1 …
“– ¡Hola
a todos y todas! Es nuestro programa de hoy: La cruda realidad. Les daremos el
informativo del año, del siglo!
Todos
conocemos la gran pomada Fléculax, esa que hace milagros, cicatriza rápido e incluso se
utiliza en la cosmética. Los creadores de esta maravilla viven en esta ciudad,
y cómo es que con semejante riqueza el pueblo se vea sumido en esta situación.
Bueno, esto es fácil, la materia prima es extraída de aquí. ¿Sabemos cuál es
esa materia prima?, ¿nos creen si les digo que esta relacionado con la clínica
más prestigiosa, la clínica Durán? Si les digo que Fléculax está constituido de
fetos de bebes, combinado con otros componentes y aromatizante de vainilla, y
los principales proveedores de esta materia es la clínica. Numerosos abortos
constituyen su mayor fuente de ingresos.
Un
nuevo mercado se ha abierto, comerciar con vida humana, mengua la población, y
qué pasa si hablamos y lo contamos, qué pasará si el Estado se entera de esto.
¡No hará absolutamente nada!, porque ya lo saben, el señor alcalde Durán protagoniza
esta trama, su hijo dirige la mayor calamidad, pero cuánto beneficios
atribuyen, muchos. Cuánta gente paga por Fléculax, gente adinerada y que solo les importa su propio interés.
Si
seguimos permitiendo esto llegará un día en que en la tierra no quede habitada
más que por políticos y banqueros hinchados de papel dinero. Se restringirá la
vida a favor de la suya. Dominará la ley del más fuerte, o el más rico, ¡la ley
de que para que unos vivan mucho otros mueran rápido!
Es
nuestra vida, no seamos esclavos de mentiras, de promesas, ¡salgamos a pedir lo
que nos corresponde! ¡Salgamos a las calles y UNÁMONOS! Nadie es anónimo, todos
podemos cambiar esto”
La
pantalla se cerró y volvió a aparecer Jeremy, aplaudiendo como puede. Jeremy
padece un síndrome del savant, es extremadamente listo en informático y tiene
una gran memoria, retiene el 98% de todo lo que ve, pero se descompensa con una
carencia de coordinación, o retraso en algún otro campo, el suyo es que actúa
como un niño de 12 años. Jeremy seguía aplaudiendo, y riendo peculiarmente.
Ellos lo también lo hicieron, entonces decidieron coger lo que encontraran y
salir a la calle. Pero sus planes se detuvieron.
De las
puertas empezaron a ingresar miles de guardias armados desde la cabeza hasta
los pies. Se armó una línea de peones y se quedaron apuntando a los tres
prófugos. La línea se rompió por dos sujetos, bastantes famosos, cualquiera los
reconocería, Augusto Esteban Durán.
- -Mirad quiénes se creen unos héroes. ¿os creéis que alguien tomará
enserio lo que habéis dicho?, ¿qué alguien vendrá a salvaros? ¡Nadie me oís!
Nadie vendrá, esta gente esta amuermada, nosotros controlamos esta ciudad, es
nuestra.
- - Yo estoy aquí. –surgió una voz desafinada de lo profundo se la sala,
se escuchó una puerta cerrarse- Yo vengo, es mentira que nadie vendrá, yo he
venido.
- - Jeremy –dijo con sorpresa Diana.
- - Jeremías, hijo mío. –dijo Augusto Durán- sabía que me traerías
problemas, pero no de esta magnitud…te hemos estado buscando, y solo alguien
con tu cerebro podría conseguir algo así. Ven con papá, te has ganado una
chocolatina, y tu mamá estará muy orgullosa.
- - ¡Cállate! –dijo Jeremy tapándose con las manos, hechos puños, la
cabeza-¡Mamá no esta, tu te la llevaste! Mamá, mamá.
- - Este es vuestro genio. –se burló Durán hacia los tres prófugos- Diana,
tu trabajo como enfermera de Jeremy no fue lo que pensaba, está peor de cómo te
lo di. Tendría que habérmelo llevado igual que a su madre.
- -¡Maldito enfermo! –chilló Diana.
-
Tendría que haberme llevado a todos. Bernard, te esperaba un futuro
muy prometedor, que lástima me da el acabar con tu vida. Y tu niño, esto no es
un juego de videoconsola.
Acto
seguido el alcalde cogió una pistola y la cargó con tres balas que les enseño,
apuntó y disparó.
Un
golpe seco en el suelo, y Bernard en el
suelo.
Otro
disparo, sangre brotando del pecho de Crayola, un intento por arrastrarse dejo
un huella de sangra como un barrido, y un grito ahogado.
Otro
disparo, un grito agudo y otro desafinado.
En los
brazos de Diana cayó Jeremy, se había puesto delante de ella para protegerla.
Lloró y lo abrazó, aquel chico que conocía desde los 7 años, que cuidaba porque
nadie lo quería en su familia por su raro síndrome, un error como lo llamaba su
padre. Un muchacho cariñoso y tremendamente cariñoso, pero despojado de amor,
excepto el que ella le brindaba. Aquel muchacho del que pensaban deshacerse en
su nacimiento, del que presionaban a la madre a abortar, este muchacho logró
despertar a toda una multitud, a inspirar a una generación, y a decir al mundo
que la esperanza sigue en cada persona que nace, de que el mundo se puede
mejorar.
De
repente el edificio comenzó a temblar, se oían ruidos y murmullos. Una pared se
derrumbó y de ella emergió una multitud de gente. El alcalde echo a sus
guardias contra esa gente, y él salió a correr. Fue por un pasillo que
conectaba con otro edificio, pues ese estaba lleno de gente enfurecida. Pero
una imagen lo congeló: toda la ciudad rodeando el edificio, un cielo
estruendoso, y un paisaje gris, muy gris. El letargo acaba y comienza una
batalla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario