¿Que qué es para mí
la literatura? Buena pregunta. A ver… Déjame que piense un momento… Es… Es…
Vaya… ¿Por qué no nos preguntaste cuántos litros de agua hay en el mar, Fede?
Ambas preguntas me parecen igual de difíciles de contestar… La Real Academia
Española de la lengua define literatura como el
“arte que emplea como
medio de expresión una lengua” o como el “conjunto de las producciones
literarias de una nación, de una época o de un género”. Pero para mí la
literatura es mucho más. Es… Pura Magia.
Por un lado,
representa las infinitas posibilidades de crear algo de la nada. Algo
enteramente tuyo… Pero a la vez algo que necesita de otros que no son tú para
estar completo, para cobrar su auténtico significado… Para estar vivo. Digamos
que concibo la faceta creadora de la literatura como la capacidad de evocar y
llevar a otros al lugar o al pensamiento que tú quieres a través de las
palabras y a través del tiempo (desde mi punto de vista, la literatura de
verdad, la auténtica literatura, es atemporal).
Pero
por otro lado, además, es una amiga, una puerta, una vía de escape. Una forma
de crecimiento personal que te puede llevar a los rincones más recónditos de tu
imaginación. Con el paso de los años, y después de mucho leer y releer, he ido
descubriendo que aunque no lo parezca, la literatura es un canal que se
alimenta en las dos direcciones: no sólo se nutre de las palabras del que
escribe, sino también de los pensamientos del que recibe, del lector. Es el cerebro
de uno mismo el que interpreta las palabras que tiene delante. Y nos guste o
no, la realidad depende de los ojos del que mira. Una misma frase, una palabra
o una intención pueden ser recibidas de manera diferente dependiendo de las
circunstancias y vivencias de cada uno. Un ejemplo tonto puede ser el loco del
corazón delator de Poe… ¿Está loco o verdaderamente es una persona excéntrica
con unos sentidos superdesarrollados al que, como él afirma en el primer
párrafo de la narración, tú jamás entenderás porque no puedes imaginar lo que
es percibir las cosas cómo él lo hace? Como he dicho, la realidad depende de
los ojos del que mira.
Esta
es la esencia y la magia de la literatura: puedes disfrutar de ella sin ser
creador directo de algo, pero siempre que lees algo, le das forma y vida en tu
cabeza. Estoy seguro de que existen cientos de Quijotes distintos, con matices
personales y únicos de cada persona que lo ha leído en cientos de años. Y a
pesar de ello, siempre seguirá siendo ese mismo Alonso Quijano que Cervantes
inventó y plasmó en el papel.
En
cuanto a la segunda pregunta que nos plantearon… Pues aún no sé bien qué tipo
de historias me gustaría escribir… Al menos en cuanto a género. Porque siempre
he escrito “cuando me lo ha encargado el corazón”; es decir, si me ha apetecido
o lo he necesitado para desahogarme. Tal vez por eso me considero muy romántico
escribiendo: no me importan tanto las descripciones ni el espacio físico, como
lo que está ocurriendo en él y las sensaciones que se transmiten.
Así que creo que mi tipo de historias son las que conectan con las personas. Historias
que, además de servirte como mera distracción, te ayuden y te aporten en tu día
a día. Llámalas como quieras, pero que sean historias dónde el lector viaje
conmigo más allá del papel y descubra algo de sí mismo a través de mis
palabras.
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