Mapa de Bleuverd |
En el centro de Bleuverd, está la
Isla del Templo. Solo se puede llegar en barca hasta ella, atravesando el
brumoso lago Dijous. A su alrededor, hay un cerrado bosque, solo abierto por
los valles que forman los cinco grandes ríos, y sus afluentes, que alimentan el
lago bajando desde las montañas. Ésta
zona pertenece en su totalidad a los Fata, una de las razas más antiguas que
rondan estas tierras. Suelen ser altos, delgados y hermosos, aunque sus gestos
serios y sus movimientos suaves les dan apariencia de grotescas figuras de cera.
Son vegetarianos y viven en comunión con la naturaleza. Sus viviendas las
construyen con árboles vivos, guiándolos poco a poco en su crecimiento. Son una
raza muy longeva, por lo que no les importa esperar diez años para tener una
habitación nueva. Practican la magia energética, tienen prohibido cualquier
otro tipo de hechicería; y desprecian a las demás razas que consideran
inferiores. Los Fata se dividen en dos tribus, al norte entre el lago y la
cordillera Dalt, viven los Bonpoble. Son
muy poco sociables, acatan las leyes de la Divinidad y se dedican sobre todo a
la literatura, la música y la historia. Al sur, entre el Dijous y la cordillera
Baix es el hogar de los Bonagent. Son fieles creyentes de la Divinidad y
prefieren el trabajo creativo, son grandes orfebres.
Al oeste, separados de las
tierras Fata por la sierra Niciesa, se encuentras dos naciones surcadas por
caudalosos ríos. Garbillebeig al sur del río Enmig y Ponent al norte. Sus
habitantes son humanos que trabajan la tierra con esmero y son grandes
pescadores. Hay poca colaboración entre los dos estados. Antiguas guerras
dieron origen a rencores que los mantienen separados y provocan escaramuzas a
menudo en la frontera, solo comercialmente tienen alguna relación.
Los habitantes del Reino
Garbillebeig son practicantes de una
antiquísima religión en la que su gobernante es rey y máximo sacerdote. Su capital se encuentra en la desembocadura
del Río Mago, que forma una bahía cerrada en su salida al mar Desficiós por una
verde isla. La ciudad es un gran zoco donde se puede comprar cualquier producto
o servicio. Poseen extensos cultivos de frutales y una
industria alimentaria que transforma las frutas en mermeladas y conservas.
Además de una secreta técnica que convierte los frutos secos en unas sabrosas
tortas de viaje. Las plantaciones de lino ofrecen trabajo a una parte de la
población hilando y tejiendo velas para los barcos. También cuentan con una próspera
industria naval, en las orillas del océano Lacertesa. Aunque sus principales
ingresos provienen de los aranceles que les imponen a los comerciantes Fata que
navegan por el río Mago, la única vía de acceso a las tierras Fata.
Ponent es un extraño caso de
gobierno en Bleuverd. No disponen de reyes, ni sacerdotes, ni ejército. Sus
habitantes se dedican a sus diferentes oficios prestándose ayuda mutua cuando
es necesario. Talan selectivamente sus robledales y le venden la madera a las
atarazanas de Garbillebeig. Construyen bellos muebles de caoba taraceados con
fragmentos de conchas marinas. Pescan en el océano Lacertesa y en los lagos del
país. Cuidan mucho la salud de sus ríos pues salmones y esturiones desovan en
ellos. Tienen fábricas conserveras, donde salan y ahúman el pescado y el caviar
para enviarlo a todo Bleuverd. Los prados en los márgenes de sus ríos están
ocupados por vacas de las que obtienen la leche con la que preparan varios
productos lácteos. A destacar un queso que dejan fermentar hasta que se vuelve
de color verde. Tienen una forma de comunicarse secreta pues, cuando son
atacados, o hay un incendio, o un río se desborda, acuden los vecinos con las
herramientas necesarias sin haber sido avisados. Pueden reunirse millares en
pocas horas y una vez solucionado el conflicto lo celebran con grandes fiestas.
Al norte de Ponent, en el mar
Verdal, se encuentra el Archipiélago de Mestral, también llamado las Islas
Verdes por los bosques que las cubren. Sus habitantes son humanos, gente
sencilla y temerosa, nunca abandonan sus islas, si se creen amenazados huyen a
las montañas y se esconden tan profundamente en cuevas que es imposible encontrarlos.
Cada isla es gobernada por una Meiga, obedecen ciegamente las órdenes que de
ella reciben. Solo se relacionan con algunos comerciantes de Poniente. Viven de
la pesca y el marisco que se cría en sus costas. Extraen una resina de los
árboles que quemada produce un humo narcotizante, es muy apreciada en todo
Bleuverd y el único producto que exportan.
Al este de Mestral se encuentra
la Rompiente Gris. Un conjunto de islotes rocosos que separan el Océano Delluny
al norte, del Mar Grisenc al sur. Sus habitantes son aves marinas, ya que es
difícil la vida en un ambiente tan hostil; afiladas rocas golpeadas por el mar
y barridas por fuertes vientos. Aunque hay leyendas en todo Bleuverd que
afirman que allí viven los últimos magos. Y que si los barcos se destrozan
cuando intentan llegar a ellas es por acción de la magia y no por culpa del mar
arrojándolos contra las rocas.
Bajo el mar Grisenc, así llamado
por las algas que lo pueblan y sirven de alimento a una gran variedad de peces,
está Tramuntana. Un país montañoso con escondidos y fértiles valles. Su gente
es hosca y huraña. Son medio humanos que viven en clanes escondidos en valles y
montañas. Capaces de transformarse en lobos unos, otros en águilas, unos pocos
en panteras… huyen de hombres, enanos y fata por igual. Viven según las leyes
de su manada, de su clan.
Al este de la cordillera Dalt,
encontramos los montes Tossut, una tierra dura como sus habitantes, el país del
Cierzo. Son enanos que viven bajo las colinas. De la tierra extraen el hierro,
cobre y carbón para fabricar el mejor acero de Bleuverd. Las mezclas de sus
aleaciones son secretas, pasándose la receta de padres a hijos. Afiladas
espadas, ligeras cotas de malla, resistentes arados… Todas las herramientas de
metal salen de las herrerías de los enanos. Sobre sus montes, grandes rebaños
de cabras pastan libremente, con su pelo fabrican bellas mantas, tapices y
alfombras con las que decoran las paredes y suelos de las cuevas donde viven.
Gregal es un conjunto de islas al
otro lado del estrecho de Lamistat. Son medianos. Su tierra tiene bellos valles
entre las montañas cuyo cultivo y la pesca los hace autosuficientes. Les
encanta comerciar, casi tanto como las artes y la cultura. Poseen grandes
teatros, museos y bibliotecas. Reciben muy bien a músicos, actores, pintores,
escritores… No tienen miedo a sus países vecinos, las islas están rodeadas de
arrecifes y solo los nativos conocen los intrincados pasos que llevan a puerto
seguro. Además su gran defensa es la misma que provocaría una invasión: la riqueza.
Compran derechos y paz y, cuando no la aceptan sus enemigos, compran asesinos.
Están gobernados por un matriarcado. Entre las mujeres que mejor negocian se
elige a la regente para que gobierne durante cinco años.
Al sur de los montes Tossut, al
este de la sierra Precís y al borde del mar tranquil encontramos una de las más
bellas tierras de Bleuverd, Llevant. País pantanoso, al que sus pacíficos
habitantes humanos han sabido sacarle partido. Desecan en primavera y verano
parte de sus marjales convirtiéndolas en excelente tierra de cultivo. Frutales,
cítricos y huertas decoran las tierras más bajas que el mar. En las laderas de la
cordillera de los fata, tienen plantadas unas viñas que saludadas por el primer
sol de la mañana y bañadas con la brisa marina dan unas uvas con las que
elaboran unos vinos de gran calidad. En las zonas pantanosas cultivan también
arroz y bambú con el que fabrican ligeros y resistentes muebles. Con las
abundantes plumas de los pájaros que visitan la marjal realizan colchas y
chaquetas muy apreciadas en las islas y el norte de Bleuverd por su protección
contra el frío y la humedad. Son hombres de campo y pescadores tranquilos como
el mar que los baña; por eso, a menudo, los malos gobernantes se han hecho con
el poder sometiendo a los levantinos a muchas penas.
Al sur de Llevant, encontramos
Xaloc. Una fértil tierra donde se dan toda clase de cultivos. Sus habitantes
comercian con otros países por su ganadería, y los productos cárnicos derivados
de ella, y sus hortalizas; además de por una importante industria del perfume y
una menos conocida del veneno. Tienen grandes campos de plantas aromáticas y venenosas.
También una importante extensión de terreno forestal con plantaciones de madera
noble, sobretodo sándalo. Y una mina de donde extraen el oro que ha hecho
famosas sus filigranas. Son humanos gobernados con mano de hierro por la reina
Makeda.
Finalmente, terminando la rueda
totalmente al sur, encontramos Migjorn. Un reino muy caluroso, donde un humano
gobierna sobre todas las razas en paz. El único punto de Bleuverd donde no
importa tu clan, tu origen. El rey Leviatan favorece el comercio de sus
productos. Son alfareros y vidrieros, desde las rústicas cazuelas de barro para
cocinar, hasta la porcelana para servir la mesa, pasando por los frascos y
copas del más delicado cristal. Poseen además olivos cuyo fruto produce un
delicioso aceite; salinas donde extraen la sal que se comercializa en todo
Beluverd; y por sus montes corren ovejas cuya producción de lana garantiza una
pujante industria textil.
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